lunes, 22 de diciembre de 2008

Goodbye, Canada

Hasta mi último día aquí, Canadá ha sido díscola conmigo.
El viernes, una tormenta de nieve nos impidió salir. Y lo intentamos, Jorge y yo estuvimos esperando el autobús bajo y sobre la nieve casi una hora, pero no vino. Nos quedamos sin ver la galería de arte que queríamos visitar, y estuvimos en el campus viendo Life on Mars, y más tarde, yo terminé de ver The devil's whore.
Tras el atracón de John Simm del viernes, y como se había terminado la tormenta, a pesar del frío y de la nieve, el sábado nos fuimos al downtown. La galería los sábados la cierran a las 4 -así de guays son ellos-, así que nos quedamos de nuevo sin verla. Pero lo pasamos muy bien viendo un concierto bajo la nieve y fuegos artificiales en la plaza del Ayuntamiento de Toronto. Y tomando café en un Starbucks, establecimiento al que que espero no ir muy a menudo en España. He tomado suficientes cafés y chocolates aguados en vasos de papel para toda mi vida. Y prefiero no hablar de la fritanga.
Hoy había programado un festival en Kensington Market por el solsticio de invierno. Pero por el viento lo han tenido que cancelar. Así que hemos substituido atropelladamente ese plan por otro, cenar y ver una peli. Hemos visto Seven pounds, y ha resultado ser un dramón lacrimógeno que intenta manipular los sentimientos del público con todo tipo de recursos fáciles. Lo cual me lleva de nuevo a Away from her, una película que ha estado muy presente durante toda mi estancia aquí, y que tiene una escena que viene bastante al caso.



Mañana me voy, y lo peor es que a pesar del frío, la huelga, el slush, el café, la doble moral, y yo qué sé, a pesar de todo lo que me irrita de este país, y de todo lo que me he quejado, me da mucha pena irme y voy a echar mucho de menos todo esto... Ha sido una experiencia estupenda.

No hay comentarios: